miércoles, abril 9

¿ Primavera ?


Autorretrato, 1999


La primavera nos anda vacilando. Así, tan alegremente, como si no se diese cuenta de que ya está bien, que estamos casi a mediados de Abril, que ya es hora de que se instale en estas latitudes y haga sus cositas propias de esta estación. A saber: derretir nieve, inundar pueblos, y descongelar las larvas de los mosquitos, que por cierto son el pájaro oficial del estado de Alaska, por si no lo sabíais. Luego y en dos semanitas, ya a punto de terminar su cometido primaveral, hacer brotar todas las hojas de los árboles, conseguir que la hierba crezca aproximadamente un metro, y esparcir florecillas silvestres aquí y allá para darle una nota de color a tanto verdor.

Parecía que todo iba a comenzar la semana pasada. Las temperaturas subieron hasta 8 grados sobre cero y la nieve comenzó a derretirse rápidamente. Claro, que teniendo en cuenta que hay una capa de entre medio metro y un metro de nieve apelmazada que nos separa del suelo y sobre la que hemos estado viviendo estos últimos meses, lo de "rápidamente" es más bien una licencia poética. Por no decir una soberana tontería. En realidad lo que se van creando son unos huecos, traicioneros e invisibles, en la nieve. Huecos en los que caes de repente y sin previo aviso cuando vas tranquilamente caminando a por leña al galpón. Conducir hasta correos se convierte en toda una aventura que transcurre lentamente sobre un amasijo de nieve y agua de profundidad indescifrable a simple vista. Sobre el río empiezan a aparecer inmensos charcos de agua y la autopista de hielo ya se ha cerrado oficialmente. Ahora cada uno viaja por ella por su propia cuenta y riesgo. Los que se atreven, esto es.

Pero finalmente todo se quedó en una tomadura de pelo y hemos vuelto a amanecer a 20 grados bajo cero toda esta semana. Y para mayor deleite mosquitero, no ha parado de nevar. Con lo cual contamos con al menos otros 30 o 40 cm de nieve más a añadir a todo lo que aún queda por derretir. Dicen los enterados que este verano va a ser fino.

Así que mientras la primavera se decide a aparecer, la vida sigue su curso. Y a las actividades de rutina, se han sumado en estos días unas cuantas nuevas.

Tenemos por un lado la jardinería, actividad que dentro de unas cuantas semanitas, se podrá ejercitar fácilmente a medianoche. Esto la convierte en un tratamiento ideal contra los problemas de insomnio por sus efectos relajantes. De momento, y a la espera de tan relajante entretenimiento nocturno, estamos empezando a montar el huerto dentro de casa. Plantando semillas en plantones colocados encima de la nevera, que es el único sitio de la casa donde hay algo de espacio y Naím y Randi no llegan. Con suerte nos dará tiempo a construir un invernadero ante de que comience la temporada. Aquí las huertas no crecen como en cualquier otro lugar del mundo. La estación de crecimiento va del 1 de Junio a como mucho el 30 de Septiembre. Nada se planta en la tierra antes de Junio por la simple razón de que no ves la tierra, y de todos modos si la vieras, estaría completamente congelada. Hay tantísima luz todo el día que las plantas crecen muy rápidamente. En estas latitudes a finales de Junio debemos tener unas 20 horas al día de luz directa. Las otras cuatro horas son una mezcla de atardecer y amanecer donde a vece reinan unos colores espectaculares en el cielo.

Mi otra nueva actividad, que aunque ya la llevo practicando un tiempo, no había tocado desde hacía unos meses es el diseño de páginas web, cosa que estoy aprendiendo solita, de manera totalmente autodidacta, a base de muchas meteduras de pata y muchas frustraciones. Pero me lo paso tan bien... Estos días he estado dedicada en concreto a dos proyectos diferentes. Proyectos que pertenecen a dos personas muy queridas, a las que uso de conejito de indias para que me dejen practicar mis recién descubiertas dotes de webmaster.

Una es mi querida hermana Chío. Y os lo cuento porque si alguno de los que me leeis estáis en Barcelona y por casualidad estais pensando en que ya es hora de empezar a cuidarse un poco más, o simplemente os apetece ir a clases de yoga, o a clases de danza contact... ahora sabéis que mi hermana es la mejor profesora de yoga que podéis encontrar y que no hay mejor momento para empezar a cuidarse que ahora mismo. Y no es amor de hermana, que lo hay, y mucho, pero realmente estoy convencida de que es una de las mejores profesoras de yoga y danza en el país en estos momentos. Hace unos años logró, con sólo darme una clase privada de yoga desbloquear cierta parte de mi cuerpo y lograr que pudiese tener una flexibilidad que no había tenido desde que era niña. Allá cuando las dos tomábamos clases de ballet juntas. Clases por cierto, impartidas por nuestra querida madre, que en sus tiempos mozos estudiaba en Escuela de Arte de Julliard, en Nueva York. Y es que el arte para mover el esqueleto nos viene de familia.

La otra página web es para mi querida amiga Irene, que lleva años dedicada a un proyecto de cooperación en Africa, concretamente en la ciudad de Mopti, en Mali. Su proyecto se llama Yeredemé Africa. Trabajan a pequeña escala y con asociaciones locales, apoyando iniciativas de la gente del lugar. Hasta ahora han apoyado la creación de cursos de alfabetización para mujeres y niños, centros de salud, guarderías y programas de limpieza de barrios. Así que si encontráis fácil acceso a vuestra vena filantrópica y solidaria, y os apetece aportar un granito de arena para que estos proyectos sigan manteniéndose en funcionamiento, pasaos a hacerles una visita y apoyadlas con una contribución para su causa, por pequeña que sea. Algo que para nosotros supone poco, en Africa puede hacer mucho.

Y por último, aunque no por ello menos importante para mí, confieso con orgullo que estoy aprendiendo a manejar el hacha con un arte que da miedo verme. Y será una tontería, pero en realidad no lo es, porque he sido incapaz de ponerme a ello durante todo este año y por fin lo estoy logrando. Es curiosa la sensación de crecimiento y de fortaleza renovada que se siente cuando se logra superar uno de esos miedos que nos limitan, aunque sea pequeño. Pasar de verme como alguen que no sabe usar un hacha a ser capaz de cortar la leña que nos calienta en casa, es toda una transformación interior.

Esta es otra de esas pequeñas victorias que he tenido que venirme hasta Alaska para lograr. Tantas cosas que he usado para definirme anteriormente están dejando de ser ciertas en Alaska, que el día que me vaya de aquí no me voy a reconocer. Y sé que la transformación solo va a ser para mejor, aunque tenga unas cuantas arrugas más en el rostro.




Y ya que la cosa va hoy de enlaces variados, no puedo olvidarme de agradecer los detalles que han tenido conmigo tanto Ana, como Aprendiza de Risas, y aquí los dejo para lucirlos un ratito. Los que pasais por aquí regularmente, ya sabéis que no sigo las reglas de estos premios, sino simplmente agradezco el detalle y os lo ofrezco de nuevo a todos los que tenéis la valentía de aventuraros hasta Alaska conmigo.